23 enero 2022

Recorro la orilla de un tiempo incierto, atravesando los jirones de bruma que se anclan entre mis dedos. El eco de pasos curiosos se cuela en el centro de mi pecho, restableciendo un latido otrora apagado. Alrededor, la niebla resalta una ausencia de naturaleza ficticia. Despierta mi instinto y da forma a este emplazamiento en el que he decidido perderme. El escenario en el que, después de tantos posibles, ha dado la bienvenida a uno. Tú.

Esa certeza, que llega abruptamente a mi mente y a mi alma, es la respuesta que te hace despertar. Entonces noto el calor que posees y se desliza entre los poros de mi piel, sedientos, incontrolables. Te acepto. Te doy la bienvenida. Espero que te acomodes en ese refugio que he preparado a conciencia durante años. La nada se llena de amor, de deseo, de algo pletórico que relaciono imperecederamente con tu tacto.

Nos hemos apoderado el uno del otro, así que sellamos un pacto. En silencio, sin palabras. Enlazados a este final y principio, el destino nos guía.



(Fotografía de Gemma Evans)


12 enero 2018

Venda

Tras el tiempo se oculta mi anhelo.

Ese que me empuja a saber quién eres, a saciar mi curiosidad y a perdonarte porque allí donde estás ni quiera sabes que existo.

Quizás esos suspiros que me despiertan cada noche no son los temblores de la oscuridad sino los latidos de un corazón perdido. El mío, que brinca por una pizca de libertad.

Al cerrar los ojos sigo sintiendo que me fundo con un bosque que es mi hogar, en tanto tú gritas un nombre que hace tiempo que no me pertenece. Las letras se pierden y solo me queda tu deje grave en las sombras.

No, al menos, en esta existencia que tocas con la yema de tus dedos, desconozco tu identidad. Nadie sabe reaccionar ante un fantasma tan bien como yo y aún así, querido, eres una voz que silencia el resto.

Confundes mi duda con la ignorancia de la que no alardeas. Sería gracioso saber que, en el fondo, somos solo dos locos con mucho mundo interior. Sigamos, pues, escribiendo hasta que casualmente tiremos tanto de nuestro hilo que se rompa.

O nos una. Para siempre y para nunca.