07 diciembre 2010

Inconformismo

No callaré más la voz con la que nací llorando al mundo. Los silencios ceden y quiero que mis palabras nunca dejen de sonar. Si ellas mueren lo hace mi filosofía y mi batalla. El mundo en el que vivimos no necesita mártires callados sino voces que griten. Seguir mudos, sordos y ciegos no solucionará lo que construimos con el simple hecho de no rebelarnos. ¿Qué paso con los sacrificios? ¿Cuándo perdimos nuestra capacidad de libertad? Y no la que se compra sino la que se gana.

No fingiré que me gusta ni mucho menos que no soy como el resto. Perder en éste juego es dejar que las nuevas generaciones sean cuerpos sin vida. Las almas nacen y han de nutrirse. El río no ha de acabar, ha de luchar contra los diques que le impiden seguir el curso natural. Todos somos responsables de nuestro destino común. Nunca hemos de olvidar que es peor un silencio que un no. La neutralidad queda en manos de los que no tienen opinión. Y eso demuestra que somos maleables y una fuerza sin inteligencia.

Siglos de represión nos impidieron ser quienes podemos llegar a ser. ¿Quién nos lo impide ahora?


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