11 octubre 2010

Primeras palabras

Hora: 6.00 de la mañana

No deja de llover. Día tras día. Al final crees que no acabará. Pero lo hará. Todo lo hace. La naturaleza se mueve en ciclos continuos y no importa cuanto queramos pararla, estamos supeditados a sus leyes. Ninguna modificación pasa desapercibida demasiado tiempo. Como si fuese el agua de la lluvia, va calando hasta dejarte empapado. Por eso abro la ventana y dejo que el aire entre. El frío me ayuda a estar despierta y pensar. Es lo único que me queda.

He tomado un café y varias coca-colas, uno de mis tantos vicios. Irme a la cama es ahogarme entre las sábanas y mi inconsciente. Resulta difícil acallarlo cuando nadie te observa por si rompes a llorar. Es desagradable. Sobretodo cuando te miran con cara de compasión y te dicen "Ánimo, saldrás adelante" mientras sientes sus golpecitos en la espalda. He aprendido a que no me importe. Si alguien así se te acerca, ten por seguro que no te ayudará. Los que quieran hacerlo sabrán que un problema se resuelve con soluciones no con palmaditas.

Contando, pienso que éste es mi sexto o séptimo diario. Eso sin sumar las libretas perdidas o mal ordenadas y los registros mentales que suelen desaparecer en el momento en que me quedo dormida. La verdad es que al dejar un diario, sea por el motivo X o Y, siempre me ha quedado una espina clavada. Es igual que ir dejando pertenencias en cada mudanza forzada o regalarlas a "amigos para toda la vida" que la semana siguiente te envían indirectas via Facebook (Messenger ha pasado de moda) en las que no te dicen nada bueno. Y si lo hacen, desconfía. Los gatos sabemos que quien te adula excesivamente es que quiere algo de nosotros.

Como iba diciendo, este es otro de mis "diarios" plagados de desorden en el Caos. He optado por mantenerme casi del todo en el anonimato. A medida que pasen los meses, y si tengo tiempo con estudios, ser ama de casa, trabajadora en paro y luchar contra el mundo, hablaré de personas que deberían pensar que estoy en Hawai o que nunca existí. A veces es lo mejor. Pero da la casualidad que en el 90% de las veces las mismas personas que dicen odiarte y te critican tiene como hobbie dar contigo para seguir repitiéndote la misma letanía. Nos guste o no nadie es un santo y cuando pretendes serlo te martirizan para canonizarte. El hecho es que los humanos solemos culpar al exterior de nuestras desgracias e infortunios. Pero yo soy clara: mi insomnio es mio y sólo mio. Y como propietaria que soy es hora de repasar las clausulas de nuestro contrato.

Hasta pronto.

2 comentarios:

  1. Bienvenida al mundo de los egos perdidos. Espero que esta nueva aventura no finalice prematuramente. Y cuanto menos, te servirá como terapia. Anne Rice empezó así las Crónicas Vampíricas y no le fue mal...

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  2. Mucho me temo que no tengo tanta maestría. Me conformo con que alguien aguante mis desvarios nocturnos, incluso si solamente es un servidor.

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