03 abril 2011

Diario personal I

Escrito el 31 de marzo de 2011.

La casa está revuelta y hoy, más que nunca, me siento en el lugar equivocado. Todo está roto en mí y la casa en la que vivo me resulta extraña, odiosa y repulsiva. Los medicamentos me atontan y adormecen sin solucionar quien soy. Y el cielo me invita a volar lejos, muy lejos, hasta perder la consciencia y fundirme con el universo que me espera, destrozándome por dentro.

¿Qué hago aquí? ¿Qué demonios puedo hacer si no hay salida? Se me ocurre vomitar hasta quedar completamente hueca de pensamientos y emociones que he ido acumulando como en un viejo almacén. Pero no. Justamente hago lo contrario. Me atiborro de miradas de pena, drogas legales, ánimos de personas, ajenas al caótico mundo que me invento en el corazón, como si estos pudieran salvarme. Me he equivocado de mundo, de ser... Soy una equivocación sin nombre.

Estar enferma es lo mejor que me ha pasado en la vida porque así puedo decir que la mierda que me rodea es por culpa de la bipolaridad y no por los golpes que sufro en silencio. He llegado a autoengañarme porque no puedo soportar mi vida. Por eso puedo decir con naturalidad que estoy enferma. Es mucho mejor decir que la culpa es de la bipolaridad y no de la unidad de hechos traumáticos que me acompañan como cadenas a un preso.

Pero no me curo. Ni lo haré.

¿Vale la pena, entonces, medicarme? ¿Cambiará mi mierda con una pastilla?


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