Venganza

Cuando se te rompe un sueño sientes un "crack" de vidrio en mitad del pecho. El corazón se te acelera y la mente no sabe cómo responder. Estás ausente y el mundo que se te ha enfrentado, poniendote los obstaculos, es hostil. No quieres seguir mirando al cielo. Sabes que aunque fuera haga sol en tu alma llueve. Decides mandarlo todo a un lugar lejano, para que no moleste, y optas por abandonar el camino e ir entre la maleza. Te encuentras salvajemente ultrajada y si hay alguna persona de por medio juras que jamás volverás a tocarle ni nombrarle. Se ha convertido en el veneno que evitar para el resto de tus días. Un sistema de defensa primitivo y odioso. Ya no caminas, prefieres pararte a observar el campo.

No te importa en absoluto nada de lo que ves y te encierras en tí misma, tirando la llave al fondo del río. Que siga esperando el mundo a que vuelvas porque no piensas hacerlo. Así le devuelves el dolor que te provoca el haber perdido la única esperanza que esperabas. Si es una desilusión tras otra estás tan cegada por el sufrimiento que lo pagas con cualquiera que sea el que se te pone por delante. Los culpables, si los hay, son desollados en tu imaginación y quemados vivos por su deshonra. Eres una máquina de matar y a la mínima empiezas a clavar cuchillos cruelmente, odiando la carne que rasgas. Te han arrebatado la luz de tu vida, el motivo por el que vivias, lo único por lo que te sacrificabas... Te lo han arrebatado y solo puedes pensar en la venganza.