31 octubre 2010

Divagaciones

El pelo mojado. La piel húmeda. El vello erizado. El corazón latiendo sin parar.

Baño tras baño, como excusa para no salir. El agua corriendo caliente, hasta no poder soportarla. Dentro sigue quedando el frío. En mi mente las imagenes, los recuerdos, los olores y por que no, los deseos. Aquellos que son incontrolables.

Las ganas locas de hablar sin parar. No quedarme frente al reloj esperando. Emocionarme y al mismo tiempo desilusionarme. El vacio que parece tener nombre. Cerrar los ojos y observar. Escuchar inquieta la gota que vibra al caer en el resto. Perder el norte a propósito.

El sabor amargo del café. Conversaciones y situaciones sueltas. Querer gritarle que no, que no eres como él. Arrancar el tapón del grifo para vaciar. Mirarme inquieta en el espejo borroso. Salir silenciosa. No poder mirarle a la cara. Sentirme vencida, perdida. Por mis sueños, por mi confusión, por mi pasado y mi presente.

Ordenar el cajón. Otra excusa más. Tocan las 3.00 en la radio y las 8.00 en el vórtice espacial que he abierto. El hablar se encoge. Sí, sí, está bien, vete si quieres. ¿O no? El miau caluroso de quien me recibe. Hambre. De lo que puede ser físico y de lo que no.

Siempre preguntándome si hice bien, si lo haré, si lo he dejado de hacer. ¿Y si...? Joder, sí, claro que sí. ¿O no? Nunca tengo cigarrilos cuando los necesito. Aquí sigue oliendo a nuevo desgastado. A las muchas noches que han pasado sin acostumbrarme a que vivo aquí. No, yo ya no vivo aquí. Vivo dentro. Donde la luz no se necesita.

Maletas, pintura y paquetes por desembalar. Joder. Más trabajo. El sueño que nunca descanso. Los ojos llenos de rabia y de lágrimas que me hacen temblar. Escuecen, un día sí y el otro también. Apago las luces. Le quiero, aquí, ahora, allí... Los años pasan y no tengo la valentía. La ropa que hay por recoger y el vaso que cae, rompiendose su cuerpo, destroandose contra el suelo. Lo miro. Sí, algo así soy yo. ¿Quien coño soy?

Gritos, enfados de niño pequeño. No entiende que estoy perdida. Jamás quiso aceptarlo. No soy Alicia en tu país de las maravillas. Mas bien soy la Reina Roja.¿No me ves? No te necesito. Amo a otros. Los he amado antes y después que a tí.

Escribo rápido, fugaz, sin sentido aparente. Soy una medusa en mitad del océano que me devora. El mar mi mundo, mis tentáculos las manos que intentan aferrarse y las palabras lo que me devora hasta hacerme renacer. ¿Cuándo te perdí? ¿Cuándo? Escribo por necesidad. Es dificil entenderlo.

Me siento y cierro los ojos. Me concentro. He de hacer ver que no estoy loca. Que sigo entera aunque te mienta. En realidad mi único problema es que no estás aquí. Que no tengo a nadie a quien mostrarle los pensamientos y sentimientos que se quedan dentro, año tras año... Ahora vienen las lágrimas y el arrepentimiento... Sí, has aparecido por unos minutos. Cierro los ojos y vuelvo a amanecer. Dentro sigue lloviendo... ¿Recuerdas? Pero tras las nubes queda el sol.

El grito Munch

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