Congelan mis manos
tus abrazos
fugaces, mortales
eres mi arrebato
y mi eterna locura.
Odio quererte,
te quiero odiar,
entre mis sábanas
mueren los fantasmas.
Aquellos que trajiste,
llévatelos!
Los odio también
llevan tu olor
a mentira.
Pero tus besos
los quiero,
siendo dueña,
cómplice y cautiva.
Ellos me muerden,
sangran a mi tacto,
carcomen mis sentidos,
exploran mis espacios.
Adoro odiarte
para poder querer
tus besos
tus labios
y tu piel...
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