04 julio 2011

Fantasma

Mancillado el papel con su memoria, huyó del lugar llevándose consigo la dignidad. Corrió entre la espesa bruma de sus pesadillas buscando un lugar donde sentirse a salvo de ellas. El tiempo se le agotaba y la salida parecía lejana, casi desvanecida, entre árboles de misterio y ríos de excitación. Corrió sin una brújula que guiara el eco de sus pasos, que marcaban el son de sus lágrimas de honda culpabilidad. Voces de ultratumba absorbían la cadencia de su cordura mientras dejaba que las huellas del pasado le ahorcaran por segunda vez. La extenuación la llevó a algún rincón, tan tenebroso como su propia máscara de fina tela dorada, donde se maldijo hasta que llegó el amanecer. Entonces desapareció, llevada por la inercia de su liviandad fantasmagórica, habiendo dejado tras de sí su último legado.
Victoria Francés

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