Y aquí el nuevo tatuaje recién hecho. De esta imagen ya hace más de quince días y ahora está casi del todo curado. Regalo de cumpleaños de mi prometido, con su propio significado, como ya viene siendo habitual en todos los tatuajes que me hago: el árbol de la vida en el que se anuda el símbolo del ciclo eterno, llevando en sus ramas la parte nórdica de mi amor y mi parte celta. Trece son las hojas que adornan la unión.
Menos de una semana y ya me toca un nuevo año, con sus cambios y su ciclo. Estoy regresando a una esencia que creía perdida. Regresando a mi hogar.
No me arrepiento de ninguna decisión porque te he encontrado, mi ángel.
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